Autora: Marta Ginès i Fabrellas
La alta incidencia de bajas laborales por patología psiquiátrica en relación con el entorno laboral invita a profundizar en su estudio, es por eso que con este trabajo se pretende poner de manifiesto la importancia en prestar atención a la salud laboral y hacer hincapié en la prevención de los riesgos laborales.
Para ello, se inicia el trabajo con una breve explicación de los trastornos mentales más prevalents en el ámbito laboral, una descripción de los factores de riesgo psicosociales, su prevalencia, detección y prevención. Haciendo hincapié, en especial, a éste último apartado puesto que la finalidad de dicho trabajo es remarcar la importancia de una buena prevención de los riesgos psicosociales.
Como objetivos me planteo: Conocer la prevalencia y los de los trabajadores que presentan trastorno psiquiátricos reactivos a un conflicto laboral, ver cuál es el trastorno mental más frecuente en el ámbito laboral, relacionar el diagnóstico con edad, profesión y género.
Se realiza un estudio descriptivo retrospectivo en el que se han recogido pacientes en situación de incapacidad temporal por contingencia común (ITCC). Han estado evaluados en una Mutua colaboradora con de la Seguridad Social de Barcelona, con un diagnóstico psiquiátrico reactivo a una situación conflictiva laboral, en el período comprendido entre los años 2019-2020. De los 128 pacientes seleccionados, se han estudiado las variables edad, sexo, ocupación profesional, y diagnóstico psiquiátrico.
Como conclusiones destacar que de toda la población estudiada, un 71.1% lo conforma el sexo femenino. Las patologías mentales más frecuentes, en el ámbito laboral, son la depresión mayor y la ansiedad generalizada.
Los trabajos manuales y físicos están más asociados a trastornos mentales. En este caso, tal y como se ha comentado anteriormente, debido a un conflicto laboral.
Finalmente, la franja de edad de entre 45-54 años es la que presenta mayor proporción de patología mental, posiblemente por una difícil adaptación a las exigencias laborales (y más si éstas son tareas físicas) a la etapa final de la vida laboral.
SALUD MENTAL Y SALUD LABORAL
Para empezar cabe definir el concepto de Salud mental y para ello antes hay que detallar primero, qué entendemos por salud. La salud mental es un componente integral y esencial de la salud, tanto es así que no hay salud sin salud mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Por lo tanto, según esta definición, salud mental es más que la ausencia de trastorno o discapacidad mental.
Según el DSM-IV-TR (1), el trastorno mental es conceptualizado como un síndrome o patrón de comportamiento de significación clínica, asociado a un malestar, a una discapacidad funcional o significativa o a un riesgo aumentado de sufrir un daño a la salud.
MINGOTE ET AL (2) establecen tres efectos básicos que relacionan las interacciones que tienen lugar entre empleo y salud mental.
- Los efectos de las condiciones de trabajo sobre la salud
- Los efectos de la enfermedad sobre el desempeño
- Los efectos de otros factores como pueden ser las variables individuales, estatus mentales, hijos, origen sociocultural, etc.
Defienden que no sólo el hecho de tener empleo protege de la salud mental, sino que también a su vez, éste puede intervenir como agravante de los problemas de salud mental.
Una vez especificado el concepto de salud mental, por lo que concierne a este trabajo, cabe definir el concepto de salud laboral; entendida como un sinónimo de prevención de riesgos laborales y seguridad en el puesto de trabajo. Es decir, se ocupa de todos los aspectos que intervienen en el binomio trabajo salud (1).
Según se especifica en el libro del Tratado de la Medicina del Trabajo, el Comité mixto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la OMS definió la salud laboral como
“la actividad que tiene como finalidad fomentar y mantener el más alto nivel de bienestar físico, mental y social de los trabajadores en todas las profesiones, prevenir todo daño a la salud de éstos por las condiciones de su trabajo, protegerlos en su empleocontra los riesgos para la salud y colocar y mantener la trabajador en un empleo que convenga a sus aptitudes psicológicas y fisiológicas. En suma, adaptar el trabajo al hombre y cada hombre a su trabajo”.
Sin embargo en 1994 se estableció una nueva definición más sencilla: “el esfuerzo organizado por la sociedad para prevenir los problemas de salud y promover la salud de los trabajadores” (3).
Tal y como se verá más adelante, la prevención, detección y tratamiento de los problemas derivados de salud mental derivados del ámbito laboral, no son tarea fácil puesto que poseen un carácter multifactorial. Interviniendo en él tanto factores personales como organizacionales. Es por ello que para ser tratados, será necesario un enfoque multidisciplinar que englobe la medicina del trabaja, el cetro de atención primaria, la psicología y/o la psiquiatría.
TRASTORNOS MENTALES MÁS FRECUENTES EN EL ÁMBITO LABORAL
Los trastornos mentales más prevalentes en el ámbito laboral son: la depresión mayor, los trastornos por ansiedad, dentro de los cuales se engloba la agorafobia y los trastornos por ansiedad generalizada. Es por ello que en este apartado se detallaran dichos trastornos mentales.
Los criterios diagnósticos más utilizados son la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la salud (CIE) y los de la Clasificación de la American Psychiatric Association (DSM).
El Capítulo 5 de la CIE-10-ES, clasifica las enfermedades mentales en los códigos comprendidos entre las categorías F01-F99.
DEPRESIÓN MAYOR
La CIE-10 clasifica la depresión mayor dentro de los trastornos del humor o afectivos (F30-F39). La categoría F32 incluye el episodio depresivo y la F33 la del trastorno depresivo recurrente.
VIETA, E (2012) define depresión como un “trastorno caracterizado por un descenso persistente en el ánimo, pensamientos negativos y, en algunos casos, síntomas somáticos”.
La depresión es una de las enfermedades más frecuentes, tanto a nivel de la psiquiatría como a nivel de atención primaria.
La etiología de la depresión es multifactorial ya que es el resultado de la interacción entre factores predisponentes del paciente y el estrés ambiental (4)
Por definición de la CIE-10, el episodio depresivo debe tener una duración de al menos dos semanas y siempre deben estar presentes como mínimo dos de los tres síntomas considerados típicos de la depresión (tabla 1):
- Estado de ánimo deprimido.
- Pérdida de la capacidad de interesarse y disfrutar por aquello que antes resultaba interesante y
- Disminución de la vitalidad (fatiga, cansancio, inhibición).
A continuación se detallan en la tabla 1, los criterios diagnósticos de un episodio depresivo según CIE-10:

La tabla 2 muestra los criterios de gravedad de un episodio depresivo, según CIE-10:

La 5a edición de DSM, divide los, anteriormente citados como “trastornos del estado de ánimo” en “trastornos depresivos”. La característica esencial de dicha definición es, un período de al menos dos semanas consecutivas en las que la persona manifiesta un mínimo de 5 síntomas, de los cuales al menos 1, tiene que ser un estado de ánimo depresivo y/o disminución del interés o placer por las actividades.

ANSIEDAD
La ansiedad es una emoción que se caracteriza por sintomatología psicológica, fisiológica y conductual (4).
Psicológicamente, puede abarcar desde el sentimiento de inquietud hasta el pánico. Hablamos de sintomatología fisiológica puesto que dependiendo del grado de ansiedad, puede aparecer insomnio, dificultad de atención y concentración hasta síntomas de tipo simpático como palpitaciones, aumento de la presión arterial, opresión torácica, etc. Desde un punto de vista conductual, la ansiedad puede afectar al rendimiento o funcionamiento del individuo. Es pues, importante diferenciar entre ansiedad normal y ansiedad patológica, puesto que no será siempre un cuadro de ansiedad patológico. A modo clarificador, se detallan a continuación las diferencias entre la ansiedad fisiológica y la ansiedad patológica:
Ansiedad fisiológica |
Ansiedad Patológica |
Mecanismo de defensa frente a amenazas de la vida diaria. Reactividad a una circunstancia ambiental.
Función adaptativa Mejora nuestro rendimiento Es más leve Menor componente somático No genera demande de atención psiquiátrica |
Puede bloquear una respuesta adecuada a la vida diaria. Desproporcionada al desencadenante.
Función des adaptativa Empeora el rendimiento Es más grave Mayor componente somático Genera demande de atención psiquiátrica |
Tabla 4. Diferencias entre ansiedad fisiológica y ansiedad patológica.
Tal y como se puede observar a continuación, el DSM-5 se refiere a dicha patología como “trastornos de ansiedad” lo que el CIE-10 lo denomina “Trastornos neuróticos, secundarios a situaciones estresantes y somatomorfos”.
A continuación se detalla la clasificación de los trastornos de ansiedad según el DSM- 5 y el CIE-10:
DSM-5 |
CIE-10 |
Trastornos de ansiedad |
Trastornos neuróticos, secundarios a situaciones estresantes y somatomorfos |
Trastorno de ansiedad por separación |
|
Mutismo selectivo |
|
|
Trastornos de ansiedad fóbica: |
Agorafobia (300.22) |
· Agorafobia (F40.00) |
|
· Sin trastorno de pánico |
|
· Con trastorno de pánico |
Trastorno de ansiedad social |
Fobia social |
Fobia específica |
Fobias específicas (aisladas) |
|
Otros trastornos de ansiedad fóbica |
|
Trastorno de ansiedad fóbica sin especificación |
Trastorno de pánico |
Trastorno de pánico |
Trastorno de ansiedad generalizada |
Trastorno de ansiedad generalizada |
|
Trastorno mixto ansioso-depresivo |
|
Otro trastorno mixto de ansiedad |
|
Otros trastornos de ansiedad especificada |
|
Otros trastornos de ansiedad no especificado |
|
Trastorno obsesivo-compulsivo |
|
Reacciones a estrés grave y trastornos de adaptación |
|
Trastornos disociativos (de conversión) |
|
Trastornos somatomorfos |
|
Otros trastornos neuróticos |
Tabla 5. Clasificación de la ansiedad según CIE-10 y DSM-5.
* Seleccionades en negrita se encuentran los trastornos de ansiedad más frecuentes, y por tanto los explicados en dicho trabajo.
AGORAFOBIA
Etimológicamente, agorafobia (F40.0/300.22) quiere decir literalmente, “miedo a los espacios públicos”.
Este tipo de ansiedad, generalmente implica miedo a las multitudes y a los lugares de donde es difícil escapar. En consecuencia, se produce una evitación a la situación que genera dicha angustia. Es por ello que muchas de las personas que presentan agorafobia, no presentan ansiedad excesiva, esto es porque son capaces de evitar las situaciones que les generan angustia.
El diagnóstico diferencial se debe hacer con la ansiedad generalizada, en las que el paciente suele presentar ansiedad en muchas situaciones. No hace las conductas de evitación, típicas de la agorafobia. También es importante hacer el diagnóstico diferencial con la fobia social, en las que la persona siente una gran angustia en situaciones en las que se siente observada y puede ser criticada por otros. En dicha fobia, puede haber ansiedad anticipatoria la cual se intenta evitar por todos los medios.
El tratamiento de la agorafobia es básicamente conductual, en el que los pacientes deben volver a ser expuestos a aquellas situaciones que han estado evitando. Evidentemente, la exposición es progresiva y gradual para evitar que los pacientes abandonen el tratamiento y no les genere una ansiedad excesiva.
Los criterios diagnosticos, según el DSM-5 (300.22) y el CIE-10 (F40.0), para la agorafobia se encuentran a continuación ciatdos:


ANSIEDAD GENERALIZADA
El trastorno de ansiedad generalizada (300.02/F41.1) es una afección común que puede padecer cualquier persona estando sana. Se caracteriza por la presencia frecuente y exagerada de preocupación o tensión, aun frente a estímulos que no generen ansiedad.
La causa está aún por definirse, aunque se cree que puede haber cierta predisposición genética.
Cabe hacer el diagnóstico diferencial con otros trastornos en los que la ansiedad es el síntoma más importante. El trastorno depresivo se puede diferenciar porque éste presenta mayor gravedad en los síntomas depresivos y por la cronología de la aparición de los síntomas (en la ansiedad generalizada aparece primero la ansiedad y después la depresión). La agitación que pueden presentar los pacientes con trastornos depresivos graves se puede confundir con la ansiedad, es por eso que es fundamental la anamnesis y la exploración de búsqueda de síntomas depresivos.
El abordaje del trastorno de ansiedad generalizada suele ser psicológico (usualmente la terapia cognitiva-conductual) y farmacológico. Preferiblemente medicación antidepresiva (Inhibidores selectivos de la receptación de Serotonina –ISRS- e Inhibidores de receptación de serotonina y norepinefrina -IRSN-) aunque pueden también tratarse con tratamiento ansiolítico.
A continuacion se detallan los criterios clasificatorios del trastorno de ansiedad generalizada (300.02) según el DSM-5:

Tabla 8. Criterios diganosticos para ansiedad generalizada según el DSM-5.
Tabla 9. Criterios diganosticos para ansiedad generalizada según el CIE-10.
FACTORES DE RIESGO PSICOSOCIALES
Los riesgos psicosociales son aquellos factores que se dan en el lugar de trabajo y que generan, en el trabajador, una respuestas de tipo fisiológica, emocional y/o cognitivas- conductuales. Cabe diferenciar el concepto riesgo psicosocial con carga excesiva de trabajo.
Cuando hablamos de carga excesiva en el trabajo, no hablamos necesariamente de falta de motivación o bajo rendimiento. Aún con carga de trabajo excevia, se puede fomentar el desarrollo personal y generar un entorno en el que se promueva el bienestar mental y físico del trabajador.
Una carga excesiva de trabajo se convierte en estrés laboral cuando las necesidades básicas del trabajador no están cubiertas y cuando hay falta de motivación.
La motivación nos empuja a actuar, a descubrir y a luchar para adaptarnos a nuevas situaciones. Si no hay motivación a nivel organizativo de la empresa, esto se acaba traduciendo en un mal rendimiento global y una mayor tasa de absentismo.
La literatura, y mi humilde experiencia, alegan que el malestar físico y psíquico que pueden sufrir los trabajadores son el resultado de una mala organización del trabajo y no un problema individual per se.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales considera que la organización del trabajo forma parte de las condiciones de trabajo que influyen en la salud y la seguridad de los trabajadores. Es, en realidad, una influencia recíproca.
En el artículo 4.7 de la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales se definen condición de trabajo como “cualquier características del trabajo que pueda tener una influencia significativa en la generación de riesgos para la seguridad y salud del trabajador”. Quedan específicamente incluidas en esta definición:
- Las características generales de los locales, instalaciones, equipos, productos y demás útiles existentes en el centro de
- La naturaleza de los agentes físicos, químicos y biológicos presentes en el ambiente de
- Los procedimientos para la utilización de los agentes citados anteriormente que influyan en la generación de los riesgos mencionados.
- Todas aquellas otras características del trabajo que influyan en la magnitud de los riesgos a que esté expuesto el trabajador.
Es por eso, que es de suma importancia que haya un control y una evaluación periódica de dichas organizaciones.
La Ley 31/1995 clasifica las condiciones de trabajo en cuatro grandes dimensiones:
- Física o condiciones de seguridad
- Ambiental o condiciones higiénicas
- Hábitos de
- Aspectos organizacionales (ritmo de trabajo, el estilo de control, la monotonía o la dificultad de las taras que pueden generar estrés físico y/o psíquico).
No existe un único criterio de clasificación en relación a las condiciones psicosociales. De hecho, existe más de una clasificación sobre los factores de riesgos psicosocial. No obstante, existe un consenso teórico con evidencia empírica sobre qué debemos considerar como factor psicosocial. Basándonos en la PRIMA-EF1 (Psychosocial Risk Management-Excellence Framework) (5) los factores de riesgo psicosocial son los siguientes:
- Contenido del trabajo: En este apartado se incluye el diseño de la tarea, el significado del trabajo, el nivel de autonomía para desempeñar el trabajo, monotonía/repetición, importancia del trabajo y procesos de comunicación. Es decir, tiene que ver con el diseño de la tarea y el significado de ésta para el trabajador/a.
- Carga y ritmo de trabajo: Hace referencia al desempeño del trabajo, es decir, a la posible sobrecarga o infracarga del trabajador/a y al ritmo de Elevados ritmos de trabajo y plazos estrictos de ejecución, contribuyen a la aparición de riesgos psicosociales.
- Tiempo de trabajo: Cuando hablamos de tiempo de trabajo como factor de riesgo psicosocial, nos referimos a la dimensión temporal del trabajo, es decir a la
1 Se trata de un consorcio liderado por el Institute of Work, Health & Organisations (I-WHO) británico. Participa en el área de Salud Laboral de la Organización Mundial de la Salud (OMS). PRIMA consiste en una estrategia práctica de resolución de problemas, sistemática y basada en la evidencia. El modelo se constituye a partir de cuatro elementos necesarios: Evidencia científica, marco legal, directrices y guías de actuación, y consenso.
cantidad de tiempo trabajado, jornadas laborales, descansos entre jornadas y pausas en el trabajo, entre otras. Hay una relación muy estrecha entre el tiempo de trabajo y los desórdenes fisiológicos, los cuales pueden repercutir en la salud psicológica.
- Participación y control: Este factor hace referencia a la responsabilidad y a la participación que se le otorga al trabajador para participar en la toma de decisiones en relación a su puesto de trabajo. La baja autonomía se asocia a la aparición de trastornos de ansiedad, depresión y estrés.
- Desempeño de rol: Engloba las cuestiones relacionadas con la definición de objetivos, funciones y Quedan incluidos como factor de riesgo, las situaciones de conflicto y ambigüedad de rol, es decir demandas incongruentes, contradictorias o incompatibles entre sí.
- Desarrollo profesional: Hace referencia a todas las cuestiones de desarrollo profesional, es decir, falta de crecimiento profesional, promoción, formación, escasa valoración social y pobre remuneración.
- Relaciones interpersonales/apoyo social: Con ello nos referimos a las condiciones de trabajo que surgen de las relaciones que se establecen entra las personas del entorno laboral. Serían factores de riesgo un inadecuado apoyo social, malas relaciones entre compañeros, discriminación e inadecuada gestión de las situaciones de conflicto por parte de la
- Equipos de trabajo y exposición a otros riesgos: Este factor engloba aquello referente al diseño de equipos, su funcionamiento y sus exigencias sobre el Entrarían en este factor, los equipos o herramientas mal mantenidos, mal diseñados, exposición a riesgos físicos y trabajos con sustancias nocivas, entre otros.
Una visión integradora, debe de incluir también la consideración de los factores de vulnerabilidad y de protección individual (2) con programas de prevención que tengan como objetivo desarrollar competencias y habilidades en los trabajadores para el manejo de situaciones estresantes.
Tal y como se detalla en el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) (6), cuando las condiciones de trabajo son malas, deficientes y/o adversas, impactan negativamente sobre la seguridad, salud y bienestar del individuo, convirtiéndose en una fuente de riesgo.
Tal y como se ha comentado anteriormente, un cúmulo de factores de riesgo llevarían a una situación de estrés laboral y como consecuencia una respuesta fisiológica y psicológica alterada.
Los efectos que producen los riesgos psicosociales son varios, en función de si el efecto es sobre la empresa o sobre el individuo.
Si los riesgos psicosociales repercuten sobre la empresa, puede darse:
- Alta tasa de
- Baja productividad y baja calidad de ésta.
- Clima laboral negativo que llevaría a un compromiso laboral
- Relaciones interpersonales negativas o inexistentes, con una falta de cooperación.
- Mala imagen de la marca empresaria.
Los efectos individuales pueden ser, tanto a nivel físico, psíquicos como sociales. Cuando nos referimos a efectos individuales físicos estamos hablando de manifestaciones fisiológicas tales como alteraciones cardiovasculares, trastornos musculo-esqueléticos y/o trastornos del sueño. Además, nos referimos a alteraciones psicosomáticas que son aquellas que se expresan de forma fisiológica ante una problemática psicológica.
En cuanto a los efectos de los factores de riesgos psicosociales sobre el estado psíquico del individuo (en el cual se basa este trabajo) nos referimos, especialmente, a la depresión y la ansiedad, la falta de atención y a las conductas antisociales.
Finalmente por lo que refiere a los efectos sociales, se destaca una disminución de la participación en actividades sociales, aislamiento, agresividad y absentismo, entre otros.
A pesar de las medidas de prevención y seguridad de las empresas, es esencial que haya la posibilidad de una buena conciliación entre vida familiar y vida laboral.
Unos de los objetivos empresariales deben de ser sin duda, una empresa segura y saludable. Las ventajas de una buena salud y seguridad en el trabajo (SST) se detallan en la siguiente figura (7):

Los beneficios (8) que aporta una empresa segura y saludable son, entre otros:
- Trabajadores sanos, satisfechos y motivados, con la consiguiente motivación e implicación.
- Orgullo de pertenencia a la
- Mejor clima laboral, disminución de accidentes y enfermedades
- Disminución del absentismo
- Menos costes por accidentes y enfermedades
- Mejora de percepción social de la empresa.
PREVALENCIA DE LOS RIESGOS PSICOSOCIALES
Entre el 2001 y el 2002, el estudio ESEMeD-España, coordinado por la OMS, realizó un estudio europeo con el objetivo principal de obtener datos sobre la epidemiologia de los trastornos mentales en España.
El estudio ESEMeD-España ha sido el primer proyecto que evaluó la epidemiologia de los trastornos mentales de la población española adulta. Los resultados mostraron que éstos son frecuentes. Los más frecuentes en la población general fueron el episodio depresivo mayor, la fobia específica, la distímia y el abuso del alcohol.
Este estudio demostró que un 8.5% de la población estudiada había presentado algún trastorno mental en el último año, siendo la depresión mayor y la fobia especifica los más prevalentes.
Según varios estudios realizados entre 2009 y 2013 (11) (12), los trastornos mentales son, en España, la segunda causa de baja laboral, dato no menospreciable, por lo que hace que la prevención de los riesgos psicosociales sea tan importante.
Según los datos obtenidos por la Mutua Asepeyo, un 28% de los trabajadores europeos están expuestos a riesgos psicosociales que afectan a su bienestar menta. Es por ello que una buena prevención será fundamental.
DETECCIÓN Y DIAGNÓSTICO DE LOS TRASTORNOS MENTALES EN EL LUGAR DE TRABAJO
La prevención y detección de los trastornos mentales en el ámbito laboral son una tarea difícil por sus componentes multidimensionales. Intervienen en ello los factores personales, organizacionales de la empresa y socioculturales.
A pesar de su alta complejidad diagnóstica, es crucial diagnosticar los trastornos mentales con el fin de poder tratarlos a tiempo y evitar asío efectos negativos en trabajador y empresa. Tal y como se ha detallado anteriormente (2), la salud mental en el ámbito laboral puede tener efectos sobre las condiciones del trabajo, sobre el desempeño laboral y los efectos de otras variables individuales.
Generalmente, el hecho de tener un trabajo, protege la salud mental, no obstante en ocasiones, el mismo trabajo puede ser causa de un trastorno psiquiátrico.
Las alteraciones en el comportamiento pueden constituir signos de alarma, indicativos de la necesidad de una evaluación laboral. Estos signos de alarma pueden ser:
- Cambios en la personalidad (tristeza, ansiedad, ..)
- Cambios en la conducta, tales como deterioro en la calidad del trabajo, bajo rendimiento, absentismo, entre
- Cambios físicos, siendo el deterioro físico el más común.
- Otros cambios como quejas, ausencias injustificadas, conflictividad extra-laboral,
Los procedimientos básicos para realizar el correcto diagnóstico son principalmente la entrevista clínica y el uso de instrumentos y cuestionarios de evaluación.
La entrevista clínica es el elemento básico y fundamental. Para ello es imprescindible construir una relación de confianza con el paciente.
La entrevista va orientada a la exploración de los síntomas y en ella se deben recoger aspectos de la apariencia y la conducta, procesos de pensamiento, estados de ánimos y afecto y finalmente funcionamiento intelectual.
En el contexto que nos incumbe, el entrevistador deberá indagar sobre la historia laboral del paciente, puesto que será crucial hacer el diagnóstico diferencial de los trastornos mentales relacionados con circunstancias estresantes laborales. Es por ello que es importante excluir la posibilidad de que haya estresores causantes de dicho trastorno, que haya antecedentes de personalidad ya existentes y considerar que existe un problema psicosocial anterior.
El uso de instrumentos y cuestionarios para la evaluación psicológica será complementaria, pero de gran utilidad. El mayor inconveniente que presentan es que suelen tener una percepción subjetiva del sujeto que los realiza, por ello, tanto la aplicación como la corrección debe ser muy rigurosa.
Los instrumentos más utilizados en el ámbito clínico-laboral son:
- La Escala de Acontecimientos Vitales y Dificultades: Desarrollada por BROWN Y HARRIS (14). Se trata de una entrevista semiestructurada que agrupa 38 acontecimientos en 8 categorías. El inconveniente que presenta es que debe ser realizada por profesionales entrenados y requiere un cierto tiempo de administración y corrección.
- El Cuestionario de Salud general de GOLDBERG (15). Fue elaborado con la intención de identificar la severidad de problemas psiquiátricos Inicialmente consistía en 60 preguntas, pero posteriormente elaboraron versiones más cortas, igual utilidad.
- El SCL-90 de DEAGOTIS ET AL. (16) es uno de los cuestionarios más utilizados para la evaluación psicopatológica. Incluye 9 escalas que engloban 9 dominios psicopatológicos básicos (somatización, obsesión-compulsión, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, hostilidad, ansiedad fóbica, ideación paranoide y psicoticismo).
- SA-45 de DAVISON ET AL. (17) el cual desarrollo una versión abreviada de 45 ítems. SANDÍN ET AL. (18) lo adaptó y validó a la población española.
Tal y como se recoge en la evidencia científica, una práctica clínica de calidad ha de basarse en una medicina personalizada. Desde un punto de vista clínico, el diagnóstico del paciente debe ser multidimensional, es decir que incluya no solo las características personales sino también el ámbito familiar y sociolaborales. El diagnostico se realizara siempre teniendo en cuenta al paciente y en base a los criterios diagnósticos del DSM y/o el CIE-10.
PREVENCIÓN DE LOS RIESGOS PSICOSOCIALES
La prevención en salud mental implica tener unas pautas de actuación para reducir tanto su incidencia y prevalencia, como su recurrencia. Es importante que esta intervención sea a nivel de prevención primaria, secundaria y terciaria.
La prevención primaria es la que está orientada a reducir su incidencia, se consigue eliminado los factores causales de las personas de riesgo. A nivel laboral, hablaríamos de la existencia de políticas de prevención de riesgos laborales, actuación de factores organizacionales, ajuste de expectativas en los trabajadores y finalmente la potenciación de factores motivacionales.
La prevención secundaria es aquella que va encaminada al diagnóstico precoz para poder así, reducir o evitar la duración del trastorno y las posibles complicaciones. En el ámbito laboral, la detección temprana de los casos con factores de riesgo (a través de herramientas de manejos y control) será esencial para este tipo de prevención.
Finalmente, la prevención terciaria se centra en intervenir sobre el problema de salud mental y disminuir el riesgo de recaídas.
RAU R, ET AL. (8) exponen en sus estudios, la coexistencia entre elevado estrés laboral y un mayor riesgo de depresión. Los resultados de su estudio apoyan la necesidad de hacer hincapié en la prevención mediante programas de reducción del estrés basado en el rediseño de la organización, basado en aumentar la cooperación, la comunicación y el aprendizaje (5)
Dentro de los factores psicosociales cabe mencionar los a) factores de la estructura organizativa, b) las características de la organización, c) los factores de naturaleza individual, d) la personalidad, e) la edad, f) las expectativas, g) las aptitudes y h) la formación.
Así pues, si se gestionan los riesgos psicosociales se contribuye a (9) reducir los costes de absentismo – y por lo tanto incrementar la producción-, reducir los costes de los tratamientos médicos, mejorar los procesos de trabajo y comunicación (ayudando a promocionar la eficacia y eficiencia en el trabajo), mejorar la imagen de la organización, desarrollar una cultura corporativa innovadora y responsable, y finalmente, promover la salud y el bienestar en la empresa.
EL MODELO DEMANDA-CONTROL-APOYO SOCIAL:
Al hablar de prevención, es importante mencionar a Robert Karasek, puesto que centró sus estudios en la importancia de un buen entorno psicosocial de trabajo. Éste observó que tanto la salud como el comportamiento, son el resultado de la combinación de demandas psicológicas laborales y las características estructurales del trabajo.
Elaboró el modelo demanda-control-apoyo social que integra las demandas psicológicas, la capacidad de controlar, es decir el nivel de autonomía del trabajador, y finalmente las relaciones sociales en el lugar del trabajo. Este modelo permite analizar y describir el entorno psicosocial de trabajo. A continuación se detalla la figura donde se puede ver la interacción entre estas variables.

Fue Johnson, quien añadió en 1986, la dimensión de apoyo social. Demostró que ésta tenía una función modificadora ante el estrés y posible desarrollo de ciertas enfermedades, resultando ser un moderador del efecto del estrés en la salud.
Definieron las demandas psicológicas como exigencias psicológicas que implica el trabajo en la persona, haciendo referencia a la cantidad de trabajo, presión psicológica, entre otras.
El control, es la dimensión más importante del modelo puesto que hace referencia a la capacidad que tiene el trabajador para controlar y resolver situaciones, es decir la capacidad de desarrollo de habilidades. Para ello es crucial la autonomía (entendida como la posibilidad de la persona en tomar decisiones en el lugar de trabajo) y el desarrollo de habilidades.
OBJETIVOS
Los objetivos de dicho trabajo son:
- Conocer la prevalencia y los de los trabajadores que presentan trastorno psiquiátricos reactivos a un conflicto laboral.
- Ver cuál es el trastorno mental más frecuente en el ámbito
- Relacionar el diagnóstico con
- Relacionar el diagnóstico profesión.
- Relacionar el diagnóstico con género.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se trata de un estudio descriptivo retrospectivo.
En el presente trabajo se han estudiado aquellos trabajadores en situación de incapacidad temporal por contingencia común (ITCC). Todos ellos han estado evaluados en una Mutua colaboradora con de la Seguridad Social de Barcelona. Tienen en común que presentan un diagnóstico psiquiátrico reactivo a una situación conflictiva laboral, durante el período comprendido entre los años 2019-2020.
Sobre el total de pacientes visitados para seguimiento de incapacidad temporal, se excluyeron aquellos que no presentaban patología psiquiátrica, conformando una muestra de 128 pacientes.
Se registraron las principales características sociolaborales y clínicas, diagnóstico según los criterios del CIE-10.
De los pacientes seleccionados, se han estudiado las variables sexo, edad, ocupación profesional y diagnóstico psiquiátrico:
n =128 |
% |
|
Sexo: |
|
|
– Hombre |
37 |
28.9% |
– Mujer |
91 |
71.09% |
Edad (años): |
|
|
– ≤ 24 |
10 |
7.8 % |
– 25-34 |
15 |
11.7 % |
– 35-44 |
36 |
28.1 % |
– 45-54 |
53 |
41.4 % |
– ≥ 55 |
14 |
10.93 % |
Ocupación: |
|
|
– Trabajadores manuales |
105 |
82.03 % |
– Trabajadores de oficina |
23 |
17.9 % |
Diagnóstico: |
|
|
– Trastorno depresivo mayor |
78 |
60.9 % |
– Agorafobia |
12 |
9.37 % |
– Trastorno de ansiedad generalizado |
29 |
22.6 % |
– Otros trastornos mentales |
9 |
7 % |
TABLA DE LA MUESTRA ESTUDIADA:
Sexo |
Edad |
Ocupación |
Diagnostico |
H |
62 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
61 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
60 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
60 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
60 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
59 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
58 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
58 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
57 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
57 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
56 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
55 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
55 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
55 |
Oficina |
Despresión mayor |
H |
54 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
54 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
54 |
Oficina |
Despresión mayor |
M |
54 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
54 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
54 |
Oficina |
Despresión mayor |
M |
54 |
Oficina |
Despresión mayor |
M |
53 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
53 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
53 |
Oficina |
Despresión mayor |
M |
53 |
Manual |
Agorafobia |
M |
52 |
Oficina |
Ansiedad generalizada |
M |
52 |
Manual |
Agorafobia |
H |
52 |
Manual |
Otros |
M |
52 |
Oficina |
Despresión mayor |
M |
52 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
52 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
M |
51 |
Oficina |
Ansiedad generalizada |
M |
51 |
Manual |
Agorafobia |
M |
51 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
51 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
50 |
Manual |
Otros |
M |
50 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
50 |
Oficina |
Despresión mayor |
M |
50 |
Manual |
Agorafobia |
M |
50 |
Manual |
Agorafobia |
M |
50 |
Manual |
Agorafobia |
M |
50 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
49 |
Oficina |
Ansiedad generalizada |
M |
49 |
Manual |
Agorafobia |
M |
49 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
49 |
Oficina |
Despresión mayor |
M |
49 |
Oficina |
Despresión mayor |
M |
49 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
49 |
Oficina |
Otros |
M |
48 |
Oficina |
Despresión mayor |
H |
48 |
Manual |
Otros |
M |
48 |
Manual |
Agorafobia |
M |
48 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
M |
47 |
Manual |
Agorafobia |
M |
47 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
47 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
47 |
Oficina |
Ansiedad generalizada |
H |
47 |
Oficina |
Ansiedad generalizada |
M |
47 |
Oficina |
Ansiedad generalizada |
H |
47 |
Oficina |
Ansiedad generalizada |
H |
46 |
Manual |
Otros |
H |
46 |
Manual |
Otros |
M |
46 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
46 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
46 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
45 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
45 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
H |
44 |
Oficina |
Despresión mayor |
M |
44 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
44 |
Oficina |
Despresión mayor |
M |
43 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
43 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
43 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
43 |
Manual |
Agorafobia |
M |
43 |
Oficina |
Ansiedad generalizada |
M |
43 |
Oficina |
Ansiedad generalizada |
H |
41 |
Oficina |
Ansiedad generalizada |
M |
41 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
41 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
41 |
Manual |
Agorafobia |
M |
40 |
Manual |
Otros |
M |
40 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
39 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
39 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
39 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
38 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
38 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
38 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
38 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
37 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
M |
37 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
M |
37 |
Manual |
Otros |
H |
37 |
Manual |
Agorafobia |
M |
37 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
36 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
M |
36 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
36 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
36 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
35 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
35 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
35 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
35 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
35 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
34 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
34 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
H |
33 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
M |
33 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
33 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
32 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
32 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
32 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
M |
32 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
M |
31 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
H |
30 |
Manual |
Otros |
M |
29 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
29 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
M |
28 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
H |
26 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
H |
25 |
Manual |
Despresión mayor |
H |
25 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
H |
23 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
23 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
22 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
H |
22 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
M |
21 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
M |
20 |
Manual |
Ansiedad generalizada |
M |
19 |
Manual |
Despresión mayor |
M |
18 |
Manual |
Despresión mayor |
RESULTADOS
A grandes rasgos podemos observar distribución por géneros no homogénea, siendo más prevalente el trastorno mental en el sexo femenino (71.09%) vs un 28.9% en el sexo masculino.
En cuanto a la edad, vemos que la patología mental, debido a factores laborales, se concentra en su mayor proporción entre los 35 y los 54 años. En concreto, un 28.1% de la población estudiada se encuentra entre los 35 y los 44 años y un 41.4% entre los 45 y los 54 años. Un 7.8% corresponde a edades inferiores a 25 años, esto es debido a que la población estudiada en esta franja de edad es muy limitada. Un 10.93% de la muestra estudiada tiene más de 55 años. Me gustaría destacar este % de población, ya que a pesar de ser un porcentaje relativamente bajo, no es menospreciable, ya que es una franja de edad cercana a la jubilación. En este caso, en concreto, las personas estudiadas están en situación de ITCC (Incapacidad Temporal por Contingencia Común) desde hace 12 meses o más, a la espera de la visita con el ICAM (Institut Català d’Avaluacions Mèdiques). Los mismos pacientes verbalizan que están tocando a la edad de jubilación y no tiene por qué aguantar las condiciones de trabajo que se les da en el sitio de trabajo.
En cuanto al tipo de trabajo realizado, decir que un 82 % de la muestra estudiada, realizan trabajos físicos y manuales Vs un 17.9% de los pacientes que ejecutan tareas de oficina.
Por lo que refiere a los diagnósticos, podemos ver que más de la mitad de la muestra, en concreto un 60.9%, se clasifica bajo el diagnostico de trastorno depresivo mayor. Un 22.6% se diagnosticaron con un trastorno de ansiedad generalizado y un 9.37% con el diagnostico de agorafobia. Finalmente un 7% se clasificó bajo el criterio de “otros trastornos mentales” como abuso de alcohol o esquizofrenia, entre otros.
Una vez hecha una descripción general de la población, analizaremos más en detalle el diagnóstico en función de las variables género, edad y posición de trabajo.
De las 91 mujeres que constituyen la muestra estudiada, 11 de ellas presenta el diagnóstico de agorafobia (12.1%), 59 de depresión mayor (64.8%), 19 de ansiedad generalizada (20.9%) y 2 otros trastornos mentales (2.2%). Se ha estudiado la patología en función del sitio de trabajo que ocupan y se han obtenido los siguientes resultados:
El 100% de las mujeres que presentan agorafobia tiene trabajos manuales. Un 91.5% de las pacientes que padecen depresión mayor tienen trabajos físicos, frente a un 8.5% que realizan tareas de oficina. Un 63.2% de las mujeres que padecen ansiedad generalizada realizan trabajos físico vs un 36.8% de mujeres que tienen ansiedad generalizada y tienen trabajos de oficina. El 100% de la muestra de mujeres clasificadas dentro del apartado de “otros trastornos mentales” ejercen trabajos manuales.
Los datos recogidos en cuanto al género masculino son los siguientes:
- Un 2.7% es diagnosticado con agorafobia. El 100% de éstos realizan trabajos
- Un 51.3 % es diagnosticado con depresión mayor. Un 63.2% de éstos realiza trabajos que requieren la fuerza física vs un 8% que realiza tareas de oficina.
- Un 27% es diagnosticado con ansiedad generalizada. De éstos, la mayoría tienen trabajos manuales y físicos (70%) frente a un 30% que trabaja en la
- Un 9% es catalogado en el apartado de “Otros trastornos mentales”. Dentro de esta categoría, un 85.7% realiza trabajos manuales vs un 14.3% que realiza tareas informatizadas.
Cuando relacionamos edad con diagnostico podemos observar que la mayoría de la población estudiada, sea de la edad que sea, presenta un diagnóstico de ansiedad mayor, a excepción de la franja de edad de los 26-34 que presentan un porcentaje mayor de ansiedad generalizada, representando un 6.25% de la muestra total.
La población estudiada con una edad inferior o igual a 25 años, presentan depresión mayor y ansiedad generalizada en igual proporción (50%).
Por lo que respeta a la franja de edad de entre 26 y 34 años, un 40% presenta depresión mayor, frente a un 53.3% de muestra que es diagnosticada con ansiedad generalizada. Sólo un 6.7% es catalogado bajo el concepto “otros trastornos mentales”.
De las 36 personas que conforman la franja de edad de los 35-44 años, un 8.33% corresponde a agorafobia, un 16.7% con ansiedad generalizada, un 69.4% con depresión mayor y finalmente un 5.6% es diagnosticado como “otros”.
El intervalo de edad de los 45 a los 54 está formado por 53 sujetos. De éstos, un 16.9% presenta agorafobia diagnosticada, un 18.8% ansiedad generalizada, un 52.8% depresión mayor y un 11.3% diagnosticado bajo el concepto “otros trastornos mentales”.
En último lugar, la población con edad superior o igual a 55 años fue toda catalogada con depresión mayor.
Cuando se estudió tipo de trabajo, se observó en primer lugar que la mayoría de incapacidades temporales eran en trabajadores con tareas manuales y/o físicas. En segundo lugar, cuando se relacionó tipo de trabajo con diagnóstico, se observó lo siguiente:
- Un 2% de la muestra estudiada que trabajaba en oficinas presentaba depresión mayor y un 43.4% ansiedad generalizada. Sólo un 4.3% presentaba otros tipos de patologías mentales, y ninguno caía en la categoría de agorafobia.
- Del 82% de la muestra que realiza tareas manuales y físicas, un 62.0% se diagnosticó con depresión mayor, un 18% con ansiedad generalizada un 11.4% con agorafobia y un 7.6% con “otros trastornos mentales”.
CONCLUSIONES
Los datos obtenidos corroboran los datos previos obtenidos en base a estudios previos en cuanto a edad, sexo y lugar de trabajo.
La primera conclusión es que la distribución por géneros no es homogénea. Es más prevalente el trastorno mental en el sexo femenino (71.09%) que en el sexo masculino.
Más de la mitad de la muestra (60.9%) se clasifica bajo el diagnóstico de trastorno depresivo mayor. Un 22.6% se diagnostica con ansiedad generalizado y un 9.37% con el diagnóstico de agorafobia. Un 64.8% de las mujeres presentan diagnóstico de depresión mayor frente a un 52.3% de hombres.
Curiosamente un 82% de la población estudiada realiza trabajos físicos y manuales.
Finalmente, en cuanto a la edad, vemos que la patología mental se concentra en especial entre la franja de edad de entre los 35 y los 54 años. Un 28.1% de la muestra estudiada se encuentra entre la franja de los 35 y los 44, y un 41.4% entre los 45 y los 54.
Así pues, no es de extrañar que sean las tareas más físicas y manuales, y al final las menos cualificadas, las que se asocien más a trastornos mentales.
Después de realizar el presente estudio y después de hacer el seguimiento de la IT de dicha muestra, cabe decir que no me sorprenden los resultados. El trato ofrecido por la empresa y las altas exigencias laborales a las que están sometidos los trabajadores, predisponen a la aparición de riesgos laborales, y por tanto a la aparición de patología mental.
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